EN LA ESPESURA SIN FIN
Caen rayos en la montaña,
hay relámpagos y truenos
mientras dos ojos serenos
escudriñan la maraña.
La recia lluvia le baña
hermanándose al sudor
y el nativo cazador
dando muestras de su empuje
tras las huellas de un añuje
sigue en su ruda labor.
Es Francisco Shupingahua
quien con maña y fortaleza
se introduce en la maleza
de la recóndita Omagua.
Sus venas con sangre yagua
resaltan por el trajín
y el hambre que en el confín
peruano, nunca es arisco
mantiene andando a Francisco
en la espesura sin fin.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
Compartida con el blog Décimas Espinelas y Poemas.
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