ROMANCE FATAL
En nuestro breve romance
yo tuve por tu aspereza
una hora de alegría
por cinco horas de tristeza.
En nuestro breve romance
fue común la equivalencia:
por una hora de atención
diez horas de indiferencia.
Ahora tú me reclamas
mis caricias con ardor
y no puedo acariciarte
porque ya no siento amor.
Ahora mi amor reclamas
con tu faz desencajada
y no puedo darte amor
porque ya no siento nada.
Luis Bárcena Giménez
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