YO CREÍA EN SU QUERENCIA
Amando me fue tan mal
que por una vil traición
como se rompe un cristal
se rompió mi corazón.
Vivo con rabia humillado
y, sin embargo, por hombre
puedo decir su pecado,
pero no, decir su nombre.
Yo creía en su abrazo,
yo creía en su querencia
y ella borró de un plumazo
mi romántica creencia.
Por burlarse de mi credo
tengo ganas de matarla
sin piedad, pero no puedo
porque nací para amarla.
Luis Bárcena Giménez
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