QUERIDAS AMIGAS
Ayer, queridas amigas,
al jefe lo paré en seco
porque se quiso pasar
de listo el viejo culeco.
No me puede despedir
aunque quisiera algún día
porque grabé su arrechura
con una cámara espía.
Hoy día le toca el turno
al lascivo contador
quien tiene mucho interés
de hacer conmigo el amor.
Con mi cámara en acción
voy a grabar su desmadre
para mostrarlo después
a su esposa y a su madre.
Luis Bárcena Giménez
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