EL BRILLO DEL AMOR
Sin decir nada abandonó el hogar un día,
allí quedaron tres niños y la amante esposa
que en medio de la guerra, cada noche ansiosa
empezó a esperarlo a ver si él volvía.
Cuarenta años pasaron ¡por Dios qué ironía!,
él no regresó, no escribió, lo creyó en una fosa,
pero con otra llevaba una vida amorosa
y cuando ella lo supo, su idilio seguía.
No hubo reproche por el tiempo en soledad pasado,
aunque otro hombre la ayudó con los niños
nunca pudo olvidarlo, así de sencillo.
Las canas le dieron un aire cansado,
y aunque con los años estaba escasa en aliños
hacia él mantenía en sus ojos, del amor el brillo.
© 2000 Luis Bárcena Giménez
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